Ahora resulta que el Partido del Trabajo y el Convergencia registrarán su propio candidato en el Distrito VIII y desde ya descartan la posibilidad de ir en coalición con el PRD.
Desde antes del 2006, estos dos partidos pequeños habían unido fuerzas con el PRD a fin de no desaparecer o para alcanzar algún cachito de poder, tanto en elecciones federales, como estatales y municipales.
Ahora, a resultas de la reforma electoral que calificaron de regresiva, aprobada en el 2007 por los partidos grandes, entre ellos el PRD, estos dos “partiditos” deciden lanzarse sin el Sol Azteca, pero coaligados, de “la manita” para no perderse ni correr demasiado peligro.
No tengo idea por ahora quiénes serían los posibles candidatos a disputar la elección federal en este distrito, por hoy en manos del PRI, pero es casi seguro que su participación será nada más testimonial.
Ni PT ni Convergencia tienen gallos con nivel. El mismo diputado local, Charrinel Alvarado Villatoro, a pesar de estar registrado como legislador del Convergencia, le debe el triunfo a los colores del PRD y PVEM. Ganó pero no por merecimientos personales, trayectoria política o arrastre popular, sino porque fueron todos los partidos juntos en contra del candidato priista, quien, además, es de los llamados “golondrinos”, pues sólo aparece en la escena cuando hay elecciones, generalmente para perder.
Por ahora, el PRD simplemente pone objeción sobre el nombre de la coalición: Frente Amplio Progresista: (FAP), y señala que pudiera no ser legal, pues ya existe registrado en el IFE, aunque con los tres partidos: PRD-Convergencia-PT.
El nuevo FAP, además de ilegal, dice el perredismo, sería un FAP muy pequeñín, un “fapito”.
A nivel estatal, es seguro que se quedarán mirando las victorias de los partidos PRI, PAN y PRD, pues el “fapito” no alcanzará ninguna victoria.
¿Quién se apunta para ser candidato del Fapito?
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