jueves, 14 de junio de 2007

Francisco Javier Figueroa Niño, convertido en un Titánic



Allá en Tuxtla quieren conocer a la Toya. Chale, dije pues que no la conozco, la regidora Victoria Tamayo es otra, y ella sí está bonita y es sensual.

Uno de los que quiere conocer a la Toya es Francisco Javier Figueroa Niño, que quiere entrevistarla en su programa de noticias de las 7 y media de la mañana, para que le cuente si acaso tiene alguna relación con la regidora Tamayo y para saber cómo va la demanda en contra del Caliente.

A quien debería entrevistar es a Victoria Tamayo.

Unas preguntas muy buenas serían:

-Regidora, ¿usted demandó a Disraelí el chaparrito de En Caliente?

-Regidora, ¿usted se llama “La Toya”? ¿Puede usted identificarse con algún documento oficial con fotografía donde acredite que es usted “La Toya”?

No, qué, el Figueroa Niño no tiene por que meterse en asuntos vinculados con las calenturas de otros.

Figueroa Niño que siga haciendo gestoría desde su regiduría y desde su programa de radio.

Figuero Niño que siga mejor con su buen humor, dando buenas y malas noticias desde temprano.

Qué humor, Niño, vos siempre brindando alegría, siempre desparramando optimismo.

A propósito de optimismo, qué mal se vio el contrincante de Figueroa Niño al irse a “entregar” a otro proyecto político.

Alta traición, en este caso al PRI, su ex partido a partir de este momento.

Me refiero a Octavio Grajales Norma, un auténtico desconocido, un don nadie, un “ninguno”, un inexistente Octavio Grajales Norma. Jamás había escuchado de él. ¿De veras existe? ¿Quién lo habrá inventado?

En todo caso qué mal invento. Es “rajón” como solo él.

¿Qué es eso de tirar la toalla?

Cierto, Figueroa Niño le dio una paliza en la encuesta, como era de esperarse, pero de ahí a renunciar a un proyecto, como que no.

Pero, de ahí a traicionar a su partido, eso sí no tiene madre.

¿Qué culpa tiene el PRI que la gente no lo quiera a él?

¿Qué culpa tiene el PRI que la gente no lo conozca?

¿Qué culpa tiene el PRI que la gente prefiera al Niño que da noticias?

Ah, hombre de poca fe, decidiste abandonar el barco, como las clásicas ratas que huyen cuando éste está a punto de hundirse.

Pero, vos Octavio, no es que se haya hundido el barco, es que chocaste contra un Titánic de apellido Figueroa Niño, quien hará que otros “barquitos” también naufraguen en el camino a Palacio Legislativo.

Por cierto, hay sumas que restan, señor Valls. Tené cuidado, andá que regrese por su camino el apabullado Tavito.

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