Las calenturas sucesorias en Frontera Comalapa están al rojo vivo. Se derriten los políticos por iniciar la contienda, ven que cualquiera puede enriquecerse en unos cuantos meses.
Ahora se apunta Aníbal Herrera Alvarado, originario de Agua Dulce, Guatemala, Centroamérica. Ya probó las delicias del poder, quiere repetir; si en la primera ocasión hizo paga, en unos cuantos meses, en dieciocho, supone, hará el triple.
Su padre lo trajo a vivir de Agua Dulce a Agua Zarca. Siempre ligado al vital líquido, y a las malas costumbres.
Por eso le ha ido bien al señor, pero ahora aspira a algo más.
La suerte de los guatemaltecos los mexicanos la desean, dice Herrera Alvarado, desde el trampolín de la comisaría ejidal.
Y el guatemalteco Aníbal tuvo la suerte de casarse con una chiapaneca: la hermana de Alí Cancino Herrera, así se hizo gente, comenzó a usar calcetines y zapatos, y luego hasta corbata.
Por supuesto, el político comalapense le dio su lugar, como buen cuñado: lo convirtió en Quinto Regidor. El nepotismo por delante.
Pero como Cancino Herrera le “dio la mano” a un guatemalteco, algo le pasó éste de su buena suerte, y de pronto se convirtió en diputado federal, en 1994. “Gracias cuñado, qué bueno que te llevaste a mi hermana”, habrá pensado Alí.
Alí Cancino, agradeciéndole la buena suerte que le había dado su cuñado, lo hizo presidente municipal sustituto. No era difícil operar en ese entonces.
Un guatemalteco gobernando Frontera Comalapa, como si no hubieran existido ciudadanos comalapenses con capacidad para hacerlo.
De andar con una mano por detrás y otra delante, casi descalzo, pasó a ser acaparador de café y vendedor de fertilizante, luego regidor, más tarde flamante alcalde y, luego, claro, dueño de ranchos, retroexcavadoras; herencia de su paso en la presidencia.
Tuvo paga hasta para comprar un derecho ejidal, que no sólo las simples tierritas, desde donde ahora piensa lanzarse para la presidencia municipal comalapense.
Claro, la paga no lo es todo, además de que el pueblo ya lo conoce en su calidad de gobernante: fue pésimo, sólo un céntimo de grado debajo de Irán Mérida, de quien, por cierto, es fan.
Por eso fue fácilmente derrotado por José Uber López Camey en unas internas en busca de la candidatura rumbo a la presidencia. Un tomatero pegándole a un ex presidente. De hecho cualquiera podía sonarle.
Por eso, de puro coraje, se fue a apoyar al partido Convergencia, con el profesor Filemón Vázquez al frente, como candidato. La traición por delante.
Jorge Luis Aguilar Meléndez, siendo presidente, fue otro que se aventuró en el Convergencia, a pesar de haber llegado a la presidencia gracias al PRI (1999-2001). Éste, claro, intentó trabajar por Convergencia bajitas las aguas, soterradamente. La traición es traición, a menos que El Fronterizo del Sur no se entere.
Con tanto apoyo, Filemón Vázquez no hizo el ridículo, sino quedó en segundo lugar. Nunca el Convergencia en su corta vida había obtenido esa copiosa votación. Ni la tendrá... logró dos regidurías.
Mario Pérez Roblero, dizque priista, también traicionó a su partido ese año, igualmente entregó su apoyo a Filemón, en el Convergencia. En esa ocasión este contador fungía como Tesorero Municipal. ¿Y así busca la candidatura del PRI en Comalapa? Que se vaya al Convergencia.
Jorge Raúl Aguilar Córdova, quien era Secretario Municipal, igual.
Puros traidores, igualitos que Aníbal Herrera.
Dios los hace, solitos se juntan.
Ahora se apunta Aníbal Herrera Alvarado, originario de Agua Dulce, Guatemala, Centroamérica. Ya probó las delicias del poder, quiere repetir; si en la primera ocasión hizo paga, en unos cuantos meses, en dieciocho, supone, hará el triple.
Su padre lo trajo a vivir de Agua Dulce a Agua Zarca. Siempre ligado al vital líquido, y a las malas costumbres.
Por eso le ha ido bien al señor, pero ahora aspira a algo más.
La suerte de los guatemaltecos los mexicanos la desean, dice Herrera Alvarado, desde el trampolín de la comisaría ejidal.
Y el guatemalteco Aníbal tuvo la suerte de casarse con una chiapaneca: la hermana de Alí Cancino Herrera, así se hizo gente, comenzó a usar calcetines y zapatos, y luego hasta corbata.
Por supuesto, el político comalapense le dio su lugar, como buen cuñado: lo convirtió en Quinto Regidor. El nepotismo por delante.
Pero como Cancino Herrera le “dio la mano” a un guatemalteco, algo le pasó éste de su buena suerte, y de pronto se convirtió en diputado federal, en 1994. “Gracias cuñado, qué bueno que te llevaste a mi hermana”, habrá pensado Alí.
Alí Cancino, agradeciéndole la buena suerte que le había dado su cuñado, lo hizo presidente municipal sustituto. No era difícil operar en ese entonces.
Un guatemalteco gobernando Frontera Comalapa, como si no hubieran existido ciudadanos comalapenses con capacidad para hacerlo.
De andar con una mano por detrás y otra delante, casi descalzo, pasó a ser acaparador de café y vendedor de fertilizante, luego regidor, más tarde flamante alcalde y, luego, claro, dueño de ranchos, retroexcavadoras; herencia de su paso en la presidencia.
Tuvo paga hasta para comprar un derecho ejidal, que no sólo las simples tierritas, desde donde ahora piensa lanzarse para la presidencia municipal comalapense.
Claro, la paga no lo es todo, además de que el pueblo ya lo conoce en su calidad de gobernante: fue pésimo, sólo un céntimo de grado debajo de Irán Mérida, de quien, por cierto, es fan.
Por eso fue fácilmente derrotado por José Uber López Camey en unas internas en busca de la candidatura rumbo a la presidencia. Un tomatero pegándole a un ex presidente. De hecho cualquiera podía sonarle.
Por eso, de puro coraje, se fue a apoyar al partido Convergencia, con el profesor Filemón Vázquez al frente, como candidato. La traición por delante.
Jorge Luis Aguilar Meléndez, siendo presidente, fue otro que se aventuró en el Convergencia, a pesar de haber llegado a la presidencia gracias al PRI (1999-2001). Éste, claro, intentó trabajar por Convergencia bajitas las aguas, soterradamente. La traición es traición, a menos que El Fronterizo del Sur no se entere.
Con tanto apoyo, Filemón Vázquez no hizo el ridículo, sino quedó en segundo lugar. Nunca el Convergencia en su corta vida había obtenido esa copiosa votación. Ni la tendrá... logró dos regidurías.
Mario Pérez Roblero, dizque priista, también traicionó a su partido ese año, igualmente entregó su apoyo a Filemón, en el Convergencia. En esa ocasión este contador fungía como Tesorero Municipal. ¿Y así busca la candidatura del PRI en Comalapa? Que se vaya al Convergencia.
Jorge Raúl Aguilar Córdova, quien era Secretario Municipal, igual.
Puros traidores, igualitos que Aníbal Herrera.
Dios los hace, solitos se juntan.
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