lunes, 26 de febrero de 2007

Las Calenturas de un Cura Arrepentido


A que Don Otilio, no le tocó su “Amanecer”.

De vicio haciendo cola tanto tiempo y, encima, soportando a la prensa.

Pero eso no va a quedar así, señor, para eso está En Caliente. Yo me encargaré de que pasen a tomarle sus datos en su propio domicilio o, si no lo encuentran ahí, en su convento, o ex convento.

Zaz. Así le haremos. Palabra de Caliente.

Yo no puedo decir “palabra de Dios”, yo digo: “de Caliente”, habrá usted de perdonar.

Pero usted sí puede contestarme “amén” o “así sea”, para recordar los viejos tiempos.

¿Alguien en Tzimol recuerda las calenturas de Don Tilo?

Investigaremos, mientras cabe decir que este funcionario municipal, casi octagenario, no recibió su “Amanecer”, aunque eso sólo lo llenó de vida, pues salió todo enchilado del inmueble donde hizo fila durante largo rato.

Este ahijado de Homero Díaz Córdova (ahí comienzan ya sus calenturas) es actualmente responsable de la Casa de la Cultura de Tzimol. A sus 78 años de vida sigue activo, vigente, trabajador, promotor de que las manifestaciones culturales en ese municipio no se apaguen, sino se desarrollen. (Órale, contráteme para su vocero, ve que bonito escribo, hasta que al fin hilo tres palabritas decentes).

Vamos a ver si no hace otras sus tronantes declaraciones desde ese su púlpito, como en aquella ocasión que su padrino lo hizo funcionario del gobierno del estado, en la Secretaría de Planeación, y ahí abrió su bocota de más, y salió volando hacia el desempleo.

Ya ve, señor, si ser político no es cualquier cosa.

Ser sacerdote sí, puede usted decir misa, literalmente hablando, y ni quién lo reprima o lo regañe. Bueno, ni Dios, que yo sepa, pues Diosito deja libres a sus hijitos para que digan lo que quieran, con tal de que echen harto miedo a la gente y suelten prenda, perdón, diezmos para el cura.

¿Se acuerda usted de sus sermones?

Creo que no.

¿Pero sí de sus viejas cuando siendo joven andaba enjundioso y no alcanzaba a reprimirse?

Para que autorreprimirse, verdad, si eso no da la salvación ni permite alcanzar el cielo.

Creo que se alcanza mejor en los brazos de una dama que clamando piedad a Jesús o al cielo.

“Jesús es verbo, no sustantivo”, dice el cantautor guatemalteco. Es decir, Jesús es acción, no palabrarío.

Y usted le entró a la acción. Además, eso le daba a usted cabal salud.

Como bien dice el inteligentérrimo de mi tío Mario Escobar Gálvez (de quien hablaré líneas abajo), para gozar de cabal salud hay que hacer dos cosas muy sencillas: tomar trago y tener querida. Por eso el Gerente de Imer se ve tan fuertote y tan sanote. Galán el hombre.

Pues eso mismo hacía usted, tío Tilo.

Tomaba usted harto trago y tenía usted sus chulas chamacas, siendo usted el cura del pueblo de Tzimol, Joya y Rejoya, chingao. Qué belleza de lugar.

Y estaba bien hacer todo eso junto: tomar trago, tener querida y decir misa, reprobando a los borrachos mujeriegos, pero la cosa fue que lo descubrieron.

Además le llegó el amor, y con el amor no se puede. El corazón gobierna nuestros impulsos, y dos tetas jalan más que dos carretas, y esas las jalaron a usted del celibato a la lucha campal en la cama para obedecer lo que ordena Dios: “Amaos los unos a las otras”.

Así fue como sentó usted cabeza y abandonó la sotana.

Hizo bien, por supuesto.

Porque ya de tanto reprimirse y/o fracasar en sus intentos de hacerlo había usted agarrado un humor de la fregada.

Qué pésimo humor, señor.

Por eso mismo cuando le llegaron sus calenturas de ser presidente municipal del bello pueblo de Tzimol, en 1981, usted consiguió únicamente dos votos, y el suyo propio, haciendo un total de tres.

Ni para media regiduría, aunque sí para una su chamba en la Casa de la Cultura, años después.

Pero de su “Amanecer” yo me encargo. Faltaba menos. Ya le visitarán en su casita pero no los regrese con sermones.

Así quedamos.

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