martes, 27 de mayo de 2008

No pudo gobernar ni a su mujer








Al pobre José Domingo Argüello le está yendo como en feria, pobrecito,se le va a descompensar el azúcar y a cruzar la bilirrubina con adrenalina, de tantas emociones fuertes.

No quisiera estar en sus zapatos.

Yo que él ya hubiera puestos mis barbas a remojar, las pocas y canosas que tengo, porque cuando el pueblo de Pinola se levanta, lo hace con determinación y entrega, hasta tumbar al mal gobierno.

Ya lo probaron José Rodolfo Villatoro Robles, Aymer Cancino Ruíz y César David Argueta Culebro, quienes no aguantaron una pequeña movilización, comparada con lo que viene ahora para el alcalde Argüello.

Priistas y perredistas ya lo vivieron en carne propia. Unos y otros han visto que, levantado el pueblo, ya nadie lo detiene, hasta que el alcalde repudiado renuncia.

Ni Ramiro Aguilar Castañeda logró lo que Chemingo Argüello consiguió en pocos meses: unir a todos los ejidos, pero en su contra.

Es tanta su ineptitud, que no puede gobernar ni en su propia casa, menos a un municipio.

Su mujer, dicen los pinoltecos, le faltó al respeto, pisoteó su dignidad y su hombría, se burló de él, pues le puso los cuernos con su propio trabajador, sí, exacto, con el que cuidaba las vacas, y luego,
de plano, se fue a vivir con él, dejando al Chemingo rumiando su propia incompetencia, mal humor e infelicidad.

¿Y así pretende gobernar a un pueblo, cuando no pudo dirigir a su familia por el camino de la unidad, la armonía y la paz?

Si en la ocasión de su hogar fue abandonado vilmente, ahora parece estar repitiéndose el mismo esquema: ha sido abandonado, dejado.

Pero en este caso la traición vino de Argüello, como, sin duda, habrá ocurrido en la ocasión de su más grande fracaso.

La respuesta, en ambos casos, va a ser idéntica también: acudir al expediente de la venganza, el odio y el rencor.

Por eso mismo Chemingo ha estado utilizando a las instituciones públicas para fastidiar a sus opositores, operando para que metan a la cárcel a quienes antes fueron sus amigos y le ayudaran a ganar la
elección municipal: Chemingo Meneses, Hortensia Guadalupe Gamboa Guillén y la anciana Ernestina Velasco Díaz, de 63 años de edad, inocente mujer que ni supo de qué diantres se le acusa, porque es inocente.

Ahora, por supuesto, habrá de intentar lo mismo: demandar penalmente a estas personas, y a quien se le cruce en el camino, con tal de evitar que lo molesten, pero para vivir tranquilo, ni en su casa, insisto, como quien dice: quien nace para tamal, del cielo le mandan los cuernos; perdón, quien nace para chivo, del corral le mandan las hojas, quién sabe, pero por ahí va.

La cosa aquí, sin embargo, no debe quedar en humor negro.

Chiapas no se merece que se le desestabilice de esa manera, y el culpable, en este caso, el alcalde pinolteco, debiera renunciar antes que lo linchen.

Por eso hizo bien en no presentarse a una reunión que tenía programada para el pasado domingo, planeada para llevarse a cabo en el mercado. Y menos cuando a través de los radios móviles le dijeron al alcalde que ahí, en ese lugar, estaban periodistas de El Fronterizo del Sur con ganas de entrevistarlo, a él y a los inconformes también.

Y, como dice otro refrán, muerto el chucho se acabó la rabia, y aquí lo que debe operarse es que el que padece ya de esa enfermedad, Argüello Ruiz, debe ser defenestrado, separado del gobierno y de su pueblo.

Con eso se arregla todo, es la única solución, porque acudir a la represión selectiva, es decir, a encarcelar a la dirigencia del movimiento, no será suficiente, pues entonces lo que podría venir es
que tres personas vayan a la cárcel, y cientos agarren la presidencia a pedradas.

¿Con quiénes se queda el presidente?

Con un regidor plurinominal por el Alternativa, el lame botas de Hugo García, que de Argüello no se despega, cargándole las maletas, uno del PVEM que no recuerdo su nombre y quien hace algún tiempo fuera mi voceador y reportero: Francisco Roblero.

Y, claro, su Juan Colorado, su Director de Obras que no aguanta ni una simple pregunta de un reportero valiente como lo es mi amigo David Tavernier, y alguno que otro funcionario que hoy le viven agradecidos al aún alcalde por haberles dado chamba y comer con manteca.

Después seguimos con este tema.

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