Los desprendimientos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el municipio de Comitán poco a poco se han venido oficializando, al grado que ahora está cortado en tres pedazos, aunque no precisamente en partes iguales.
Por un lado el PRI de Roberto Albores Guillén, o ese pedazo de PRI, se fue al Partido Acción Nacional (PAN), con Alejandro Sánchez Crocker. No se sabe cuántos miles se fueron a ese instituto político, pero se fueron, están ya con otra camiseta.
Otro pedazo de PRI se queda con su candidato, el ex diputado local, Víctor Hugo Ruiz Guillén, quienes se sentían en condiciones de repetir color en el ayuntamiento.
De hecho, el PRI parecía haber salido bien librado del proceso de selección interna, debido a que el precandidato perdedor, Rafael Morales Serrano, en un gesto de civilidad y disciplina partidista que pocos esperaban, fue a levantarle la mano al triunfador: Víctor Hugo Ruiz Guillén.
Qué hubiera dado Iram Mérida Matamoros por recibir el reconocimiento de Hugo Mauricio Pérez Anzueto luego de su triunfo en la precampaña. Ahorita tendría el triunfo en las manos, seguro. Pero no, lamentablemente no se dio y ahora lo más seguro es quién sabe.
Así las cosas, Víctor Hugo Ruiz Guillén parecía enfilarse al triunfo, con alguna comodidad.
Sin embargo, eso mismo colocó a Hugo en un ambiente artificial, ya que no todo era miel sobre hojuelas.
Tenía pendiente sumar a otras fuerzas de su propio partido político, encabezadas por Jorge Constantino Kanter, un equipo fuerte, sólido, que hace 4 años, desde la oposición, logró consolidar una fuerza que al final se impuso al mismo Hugo y a los otros que aspiraban el cargo que ahora detenta el ex líder ganadero.
Víctor Hugo cometió el error de mostrar un poco de soberbia.
Recibió la visita de su adversario interno, aceptó que levantaran su mano triunfal, y se la creyó. Ahí mismo acordaron los dos ex contendientes algunos esquemas de coordinación y suma de esfuerzos, pero dejó de lado al equipo kirinista. Lo ninguneó.
Se cruzaron algunas llamadas, acuerdos de platicar "de bulto" para avanzar en la construcción de acuerdos.
Pero Víctor Hugo no acudió, dejó esperando al edil.
Cuando después supo que Kanter no tenía toda la disposición de sumar sus fuerzas a la suya, entonces fue Hugo quien buscó a Kanter.
De hecho el aspirante a la silla edilicia no encontró en Jorge Constantino lo que él le recetó, inclusive llegaron a platicar, a tomar café, a comer alguna pitza.
Pero no hubo acuerdo.
Víctor Hugo Ruiz Guillén se sentó en su macho, o en su mula, y no lo movieron de ahí.
Ya se sentía presidente.
No sabe que del plato a la boca se cae una alcaldía.
Al final no hubo acuerdo, y Kanter no apoyará en lo más mínimo al candidato tricolor, quien tendrá que arreglárselas solito.
Por eso ayer vimos al otro PRI, al de Jorge Constantino Kanter, representado por el ahora candidato del Partido del Trabajo, Ricardo Ibarra Gómez.
Toda una marea roja, la banda de los camisas rojas.
Como si el PRI, cuyo logo tiene tres colores, se hubiera dividido en igual número de secciones.
La roja con el PT y Ricardo Ibarra. La blanca con Alejandro Sánchez y el PAN, y la verde con Víctor Hugo.
Y, así, despedazado, no podrá llegar a ningún lado.
Es más, el riesgo es que termine en tercer lugar.
La pelea, la disputa real por la presidencia municipal no se dará entre el PRI y otro partido, sino entre el PT de Ibarra y el PRD-PVEM de Eduardo Ramírez Aguilar.
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