jueves, 6 de marzo de 2008

Feliz Día Internacional de la Mujer


Mañana es ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Debiera yo escribir "sin palabras", pero si lo hago aquí terminaría la columna, y entonces quedaría un enorme espacio vacío.

Bueno, bastaría unas fotos bellas para llenarlo, de ellas, claro, y entonces quizá muchos masculinos me lo agradecerían, pero no sé si las féminas también.

Quizá para ellas el mejor regalo sea ponerles aquí, En Caliente, fotos de machos masculinos, pero de los chulos, galanotes, sabrosotes, para que recreen su pupila.

Pero, a lo que sé, a ellas no se le llega por el sentido de la vista, sino por el oído, por tanto hay que decirles lo que significan para nosotros, o al menos para mí.

Y, para un servidor, un macho mexicano masculino perfectamente definido, el sexo femenino es, sencillamente, lo mejor del mundo.

Aparte de ellas, lo más bello del mundo son los hijos e hijas, pero nos llegan, precisamente, gracias a las mujeres.

Pero, en realidad, gracias a ellas somos todo y hacemos cuanto hacemos.

Por una mujer somos capaces de todo.

De ir a la ducha todos los días, afeitarnos, perfumarnos.

Por una bella hacemos deporte, para estar hermosos, fuertes, saludables.

Por ella intentamos tener uno y mil éxitos, para enseñarle a la musa que somos exitosos, los mejores en un renglón y en otro.

Por una mujer se escriben bellos poemas y canciones.

Por una fémina bella se conquista el Everest o se cruza a nado un océano.

Por una mujer saltamos un muro de piedra que ella alza hasta el cielo.

Por una mujer blasfemamos.

Por una de ellas matamos.

Por todo ello y porque los varones nos hemos encargado de construir un mundo adverso para las féminas, nació la idea del Día Internacional de la Mujer.

Es cierto, el mundo pareciera ser de ellas, porque para conquistarlas les bajamos el cielo, le traemos luna, le ponemos mar, pero una vez conseguido el propósito les quitamos todo eso, y lo tomamos para nosotros, los machos masculinos.

Entonces a ella le comienzan a pasar varias cosas juntas: engorda, ronca, hiede, grita…

Y comienza, en millones de casos, un verdadero suplicio.

El macho masculino se adueña de su encanto, de su aroma, de su vida, y le cambia la suya.

Antes ella ponía las condiciones, ahora calladita se ve más bonita.

Y cuando opina, grita o se rebela, entonces le cae sobre su bello cuerpo, sí, sobre el cuerpo amado, una pesada mano que le descompone el rostro, un poderoso pie que le rompe un hueso o un bala que la asesina.

Por eso los varones no tenemos un Día Internacional del Macho, sólo las tenemos a ellas, y eso es, creo, es tenerlo todo.

Feliz Día Internacional de la Mujer.

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