miércoles, 20 de agosto de 2008

Con dinero baila el perro…. Y el MP de la región fronteriza




El Ministerio Público en la región fronteriza está vendiendo su alma al diablo, o entregando la aplicación de la ley al dinero, o a los “favores” de los alcaldes.

Es lógico: los presidentes tienen dinero, y operadores inteligentes, discretos y sutiles.

Con elegancia y sutileza, los ministerios públicos son capaces de escuchar propuestas indecorosas.

Aunque en algunos casos no atienden a ofrecimientos “dulces” o amables, sino que inclusive son capaces de hacer el planteamiento de manera más burda y tosca.


Y pecan de obvios. Me consta.


En Frontera Comalapa el MP es un mero achichincle del alcalde Irán Guanerges Mérida Matamoros, demostrando convincentemente que antes que el estado de derecho está la obediencia a quien tiene el poder económico.

Eso fue en el caso de un personaje comalapense que alcanzó fama por faltarle al respeto a Mérida Matamoros, quien fuera de sus oficinas es simplemente un ciudadano más, y dentro de una cantina es un “parroquiano” común y corriente.

El asunto fue que el edil quiso “desquitarse” primero utilizando a la policía municipal, luego haciendo llamadas telefónicas a fin de “solicitarle por favor” que encierre el máximo número de horas a Ulises Córdova Lío.

Y como se trataba de un fin de semana, la intención era darle largas al asunto, hasta el día lunes.

Fue la presión social, incluyendo de regidores de distintos partidos políticos, lo que permitió la liberación de Córdova Lío, para lo cual el MP comalapense decidió “hacerse pato” y no presentarse. Ese era el chiste. No presentarse, para que no hubiera que decidir. Pues al tener que tomar una determinación no habían muchas opciones: dejarlo en libertad.

Pero en Comitán no se cantan mal las rancheras.

Recientemente ocurrió un accidente de tránsito provocado por un tipo dado al consumo frenético del alcohol, y por eso ha provocado varios accidentes, al grado que tiene las huellas de múltiples fracturas, todos en choques o volcaduras derivadas de su alcoholismo.

Pues bien, este bolo empedernido provocó el fin de semana un accidente más, afectando a un taxista (Belisario López) que hacía su trabajo sin pensar que un loco que había pasado frente a él sin respetar señales ni nada momentos previos, habría de darle tremendo impacto con su unidad minutos más tarde.

El loco conductor (Rudy Castellanos Fernández) fue detenido precisamente porque no pudo correr, debido a sus fracturas por accidentes anteriores, y ahí mismo los agentes de vialidad municipal dieron testimonio que se encontraba en pleno estado de ebriedad.

Ese reporte fue hecho y firmado.

Y de hecho desde un principio quedó muy claro quién había sido el culpable, y que éste asumiría los gastos de las unidades afectadas y del taxista herido.

Pero apareció por ahí un abogado apodado “El Brochas”, pero se llama Fernando Rodríguez Rivera quien metió cizaña y propuso que se diera la pelea jurídica buscando responsabilizar, a como diera lugar, a quien había sido afectado sin deberla, ni temerla.

Y “El Brochas” hizo que el afectado fuera sacado del hospital a declarar, cuando no había necesidad de ello, pero a “río revuelto” ganancia de abogados.

Pero ahí mismo quedó muy claro, clarito, que el responsable estaba ebrio.

El Ministerio Público tiene la información testimonial y los reportes por escrito.

Entonces la sociedad exige que no se hagan patos, que “El Brochas” no los “maicee”, que no les den “mordida”, que no le bajen al grado de alcoholización del culpable, que no se limiten a garantizar el pago de la unidad golpeada y las curaciones del taxista herido.

Que también le exijan pagarle los días que el taxista no pueda trabajar por culpa del conductor ebrio.

Y, sobre todo, que lo encarcelen. Porque desde que Pablo Salazar Mendiguchía hizo la modificación a la ley, conducir en estado de ebriedad es un delito grave y no alcanza fianza.

Porque ese borracho al volante representa un peligro para miles de conductores y sus familias de Comitán, y también para niñas, niños, adultos y de la tercera edad que caminan en las calles y avenidas comitecas.

Estaremos atentos a este caso, porque las instituciones deben garantizar que ningún loco se convierta en una amenaza para la sociedad.

Porque aquí el dinero puede cambiar la historia, como está ocurriendo con otro caso, de agresiones a un periodista en Tzimol.

Ese caso pasó a quedar en total impunidad, por lo menos en la instancia regional, por lo que el comunicador agredido solicitará que el caso pase a instancias estatales y nacionales, entre ellos las comisiones de Derechos Humanos y la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos Cometidos contra Periodistas, a cargo de Ignacio Soberano Velasco.

No hacía falta, pero el billete es el billete y con dinero no sólo baila el perro, sino también el Ministerio Público.

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