Comitán de Domínguez, Chis.- Los médicos Luis Ignacio Avendaño Albores y Carlos Solís Culebro son los responsables de que Luz María Castillo Moreno naciera con Síndrome de Róberts (Amelia y focomelia), por el que nació sin extremidadades superiores ni inferiores, es decir, sin brazos ni piernas.
Según relató la madre de la menor, estos médicos le llevaban el control de su embarazo en el , pero en este caso les faltó profesionalismo, o algo más.
María Virginia Moreno Hidalgo y Carmelino Castillo Abadía, del barrio de Yalchivol, de la ciudad de Comitán, relatan los difíciles momentos que atravesaron durante el embarazo de la señora, los primeros días después del parto y los primeros años de vida de la menor.
"Ellos sabían que yo estaba embarazada...
"Ellos llevaban el control de mi embarazo, sabían bien que yo estaba embarazada, me habían indicado y realizado estudios, entonces tenían conocimiento de todo, pero algo les faltó y causaron mucho daño a mi bebé", dice la madre afectada.
Cuenta que al comenzar el embarazo sintió demasiadas náuseas, y al acudir con los citados médicos le recetaron un medicamento que le causó convulsiones y la tuvo muy grave durante una semana, aproximadamente al mes y medio de embarazo.
Le recetaron TORECAN, para bómito...
El medicamento se llama TORECAN, un antivertiginoso que inhibe eficazmente todos los tipos de vómito y los vértigos.
Actualmente en cualquier página de Internet se puede encontrar que este medicamento sólo se administra durante el embarazo o la lactancia, en casos estrictamente necesarios, y con letras muy claras hay una leyenda que dice: "El empleo de este medicamento durante el embarazo, queda bajo la responsabilidad del médico".
Por alguna razón que los médicos deben explicar, a la paciente María Virginia Moreno Hidalgo le recetaron el TORECAN en forma inyectable, lo que hizo más difícil detener sus efectos, pues de haberse dado en grageas se pudo realizar algún lavado gástrico, luego de conocerse las consecuencias tan manifiestas.
El Síndrome...
De hecho, la focomelia es una enfermedad que se manifiesta en la ausencia de elementos óseos y musculares en el miembro superior o inferior, quedando reducido a un muñón o prominencia.
Por esas fechas ya se conocían numerosos casos de focomelia y amelia derivado de otros medicamentos indicados para tratar las náuseas y mareos, entre ellos la TALIDOMIDA, que provocó miles de nacimientos de bebés sin sus extremidades inferiores o superiores. De hecho, ese medicamente ya estaba fuera del mercado desde entonces.
Hasta donde se sabe, los ginecólogos manejan con profesional prudencia el uso de medicamentos para el tratamiento de náuseas y mareos en mujeres embarazadas, y ese cuidado debieron tenerlo los citados médicos comitecos.
Según la actual literatura, la sintomatología que presenta la administración de TORECAN son la somnolencia, confusión, agitación o bien hipotensión arterial, colapso circulatorio, depresión respiratoria, agitación, reacciones distónicas agudas y convulsiones.
Y fueron precisamente las convulsiones las que se presentaron en la madre de Luz María, inmediatamente después de la aplicación del fármaco.
Ahí comenzaron mis dudas y sufrimientos...
La señora María Virginia Moreno Hidalgo relata que comenzó a sufrir demasiada incertidumbre cuando vio las consecuencias de la medicina que le recetaron los médicos.
"Después de las convulsiones comenzaron mis dudas y sufrimientos, lloraba mucho porque temía que algo hubiera sufrido mi hija, aún dentro de mi vientre. Vi un reportaje de niños que no tenían brazos, no sé por qué pensaba que algo grave estaba pasando, pero todo fue por las convulsiones que me causó el TORECÁN", relata.
Dijo que ante lo ocurrido acudió nuevamente con el doctor Avendaño, y él respondía generalmente con un "tranquila mi amor, todo va a salir bien, ten fe, tranquila".
Sus oraciones a Dios...
"Yo rezaba con Lupita, mi hija, para pedirle a Dios que viniera bien mi bebé, le pedía a mi niña, de escasos seis años, que elevara sus plegarias para que su hermanita naciera sin problemas", relata con mirada triste y ojos húmedos.
De hecho, desconoce por qué los citados médicos nunca se enteraron, a pesar de los estudios realizados, que la niña venía mal, y fue otro doctor, el ginecólogo Pascacio, quien observó que el feto no tenía miembros.
La publicidad de los distiguidos médicos...
Sin embargo, la publicidad en Internet del médico Luis Ignacio Avendaño lo proclama como eminente médico ginecólogo y obstetra, con diplomado en ultrasonido y colposcopía.
Presume también ser miembro del Consejo Mexicano de Ginecología y Obstetricia y de la Federación Mexicana de Patología del Tracto Genital Inferior, Diplomado del CIDEUS-UNAM, ultrasonido, teniendo a su cargo el Sanatorio Genoveva.
Aunque me demandes, tengo mucho dinero e influencias...
Doña Virginia Moreno intenta perdonar a los médicos comitecos que, según considera, mucho daño le hicieron a su familia, que no sólo a Luz María, y relata que en varias ocasiones le reclamó de forma airada, tomándolo de las solapas, al médico Luis Ignacio Avendaño.
Sin embargo, lejos de ofrecer una disculpa la amedrentó diciéndole que aunque quisiera demandarlo, no podría hacer nada en su contra debido a que él es una persona con mucho dinero e influencias, lo cual puede corroborarse al tener a uno de sus hijos como regidor en el actual ayuntamiento municipal.
Los problema de discriminación en contra de Lucy...
Para los padres de Luci fue traumático recibirla sin brazos ni piernas, pero poco a poco fueron asimilando la realidad y cada vez más aceptando el problema.
Sin embargo, a los tres años sufrió la discriminación del profesor Jorge Gordillo Mandujano, director de un Jardín de Niños particular, donde pretendían inscribirla, recibiendo su negativa.
Más tarde la sufrió en la escuela primaria "Maestro Esteban Alfonso", donde unos cuantos alumnos y padres de familia le hicieron la vida de cuadritos y no sólo la marginaron, sino también pretendieron expulsarla de la escuela; al final consiguieron sacarla de su salón, pues la pequeña recibió el apoyo de los maestros y directivos y fue pasada a otro grupo, pero nada de esto hubiera pasado si los citados médicos no hubieran sido negligentes.
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