Martín Javier Hernández Rojas, según me dijo, se fue al Distrito Federal para realizar una serie de movilizaciones a partir de este jueves, para atraer la atención de distintas autoridades y medios de comunicación nacionales en torno al caso de condonación de adeudos a favor de militantes del FRELUM, que comanda un regidor que pretendió utilizar el puesto para exentar algunos pagos, suyos y de sus compañeros de la citada organización. Son pagos de derecho de piso en
Esa condonación fue solicitada por el regidor y dirigente del FRELUM, Roque Gordillo, e inicialmente el alcalde municipal consideró la posibilidad de concederla, hasta que aparecieron las lógicas inconformidades de quienes sí han venido pagando puntualmente su derecho de piso, entre ellos los militantes de
Ahora bien, a pesar de eso, Martín Javier decidió hacer estas movilizaciones, protestando en contra de algo que ya quedó resuelto, pues la condonación no se aplicó ni se aplicará.
Eso le fue informado al líder de
Ya no hay materia contra qué protestar, pero antes de que se desvanezca, Hernández Rojas se lanzó a sus movilizaciones.
A este asunto este columnista le ha dado cabal seguimiento, debido a que fui intermediario en el proceso de diálogo a fin de que se resolviera de la mejor manera, a través de muchas horas de análisis y búsqueda de consensos.
Al final no hubo mayor bronca, porque simplemente la autoridad municipal está apegando su actuación al estado de derecho, cancelando toda posibilidad de condonación, pues contraviene el orden jurídico actual.
¿Entonces? ¿A qué tanto brinco si el suelo ya está parejo y todos deberán pagar su derecho de piso como lo marca la ley?
Si consiguió el propósito de evitar que se consumara la condonación de adeudos, ¿ahora qué?
Esa condonación era a todas luces injusta e ilegal, y los argumentos del líder social tenían todo el respaldo del orden jurídico actual, de hecho un servidor coincide con Martín Javier y por eso acepté la intermediación, porque de alguna manera había que respaldar esa lucha.
Esa lucha o batalla se ganó, y fue muy placentero comunicar a ambas partes que finalmente se conseguía superar el diferendo.
Pero, ¿qué pasó después? ¿Qué está pasando ahora?
A Martín Javier debe reconocérsele su lucha por la verdad y la justicia, como ha ocurrido con un sinfín de asuntos, que se han ventilado a la luz pública en su momento.
Fue el caso de una violación sexual que al final se sancionó como "en grado de tentativa", pero a cuyo responsable se le encarceló durante varios años, a pesar de ser un abogado de altos vuelos y tener grandes influencias en uno de los poderes del gobierno.
En esa lucha este calenturiento columnero también ofreció respaldo y pluma, a pesar de estar como funcionario del gobierno del estado en la región fronteriza, pues había que evitar que la impunidad se enseñoreara a favor de un hombre influyente. Se logró.
Fue el caso también de un problema de pago ante Hacienda del Estado, derivado de un error en el cobro de impuestos por parte de quienes operaron el sistema a la hora de la ejecución de los pagos.
Hacienda del Estado no cobró bien, no cobró completo, luego les mandó requerir un "adeudo" generado por ese error cometido por algún trabajador de la institución.
La lucha fue que no se pagara el "faltante", porque no fue falta de voluntad de los deudores, quienes se presentaron a liquidar su adeudo, recibiendo a cambio el documento donde se certificaba el pago impositivo.
La batalla la dio Martín Javier, y al cabo de uno o dos años, le dieron la razón.
El gobierno del estado se vio en la necesidad de ir a pedirle una lana a
En esa ocasión, este tunde-teclas también acompañó al líder social en esa batalla, a veces operando pláticas de concertación en el Congreso del Estado, otras por medio de publicaciones respaldando la lucha de Hernández Rojas.
Y así lo seguiré haciendo, como en esta ocasión, donde se alcanzó el objetivo de evitar la condonación de adeudos.
Pero, ahora sí, no alcanzo a entender por qué la movilización si ya no hay materia que la motive.
Creo que habría que retomar el espíritu de las Olimpiadas de Beijing: ser sencillos, valientes y humildes en la victoria, y fuertes en la derrota. Fsur.
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