Ni hablar, así es la diversidad. Hubo quienes fueron muy felices con los festejos de la libre expresión en Comitán, y el arribo de verdaderos íconos del periodismo chiapaneco. Hubo para quienes ese fue "uno más" de los tradicionales eventos de los "elogios mutuos". Así es la diversidad.
Lo cierto es que para mí fue un verdadero placer saludar a las y los compañeros del medio, con quienes hemos venido construyendo un caminito en este oficio del periodismo.
Encontrar ahí al intelectual Mario Escobar Gálvez y verlo con sus inquietudes de siempre resultó constructivo una vez más, parece que nunca le amarraron las manos cuando fue niño y por eso su hiperactividad. Lo cierto es que, en plena fiesta, le dio seguimiento a su XEMIT, acordando con Sanchírico, la Famosa Coco y Don Cuco la emisión de un programa en donde se hablara de algunos sectores vulnerables: los adultos mayores y personas con discapacidad. Y así quedó acordado.
Saludar a Rosy Guadalupe Pérez fue también retrotraer sus enseñanzas oportunas, sus consejos, su camaradería con quienes no tenemos los años de experiencia de ella. Fredy Martín, su hermano, inalterable, siempre con el mismo ritmo semilento para caminar, pero con la misma chispa para manejar una buena entrada en un buen reportaje. Este cuate enseña con el ejemplo, pero igual ofrece "tips" para los aprendices de la reporteada. Yo fui su alumno, lo reitero y lo hago con orgullo.
Ahí mismo al relajado de mi candidato a diputado local, con barba de candado y todo, el Paco Ruiz Vera, y a su lado al lampiño del Mario Milton Domínguez, a quien el Raymundo Díaz Salas extraña tanto por sus amables atenciones en comunicación social.
El Marco Guillén y su decena de años de experiencia, con su mochila gris y vivos rojos, siempre celoso de su trabajo, de su trayectoria, de su equipo, y pegado eternamente a la nota, a la mejor nota, a la de mayores ventas.
A la Florecita Cordero con su frágil silueta, plegada a ella aquella canción de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés de "Hoy la Vi".
Juan Manuel González Tovar ahí también, a sana distancia, con la fuerza de la experiencia, con un cúmulo de saberes en su cabeza y en sus manos, listos para ser compartidos con quien así lo desee.
Al compa Chuy con su chaleco y su afición al deporte. "Hay que escribirlo y, cuando se pueda, practicarlo, para bajar un poco la carga de lípidos".
A la Chapis con su eterna e inseparable coquetería. "Tené cuidado, niña, tené cuidado, yo sé lo que te digo".
Al espíritu colaborador de la sufrida "Cecy Z". Cada quien elige su destino, señorita.
A la Dalia Villatoro, lamentando ya no poder ir a todos los eventos sociales, pero sacando harta nota de 8 para un chorro de medios. Felicidades. Vas a 120 por hora.
Al compadre Rodolfo Ramírez Zambrano, con sus fotos del recuerdo, con las historias de capillas, ermitas y catedrales.
Y yo agradeciéndole a todas y todos que me hayan abierto su corazón, al menos durante un corto período, porque eso me permitió aprender de todos ellos, particularmente a quien me invitara a la delegación de comunicación social, Sergio Melgar Recinos. "Cuánta paciencia me tuviste, compa, porque de plano me costó mucho trabajo aprender a hacer los mentados boletines y a diferenciarlos de las tarjetas informativas".
Y a quienes no pudieron asistir, o bien porque no les fue posible o porque no les llegó su invitación a tiempo, a todas y todos ellos, les envío un caluroso abrazo.
Lo cierto es que para mí fue un verdadero placer saludar a las y los compañeros del medio, con quienes hemos venido construyendo un caminito en este oficio del periodismo.
Encontrar ahí al intelectual Mario Escobar Gálvez y verlo con sus inquietudes de siempre resultó constructivo una vez más, parece que nunca le amarraron las manos cuando fue niño y por eso su hiperactividad. Lo cierto es que, en plena fiesta, le dio seguimiento a su XEMIT, acordando con Sanchírico, la Famosa Coco y Don Cuco la emisión de un programa en donde se hablara de algunos sectores vulnerables: los adultos mayores y personas con discapacidad. Y así quedó acordado.
Saludar a Rosy Guadalupe Pérez fue también retrotraer sus enseñanzas oportunas, sus consejos, su camaradería con quienes no tenemos los años de experiencia de ella. Fredy Martín, su hermano, inalterable, siempre con el mismo ritmo semilento para caminar, pero con la misma chispa para manejar una buena entrada en un buen reportaje. Este cuate enseña con el ejemplo, pero igual ofrece "tips" para los aprendices de la reporteada. Yo fui su alumno, lo reitero y lo hago con orgullo.
Ahí mismo al relajado de mi candidato a diputado local, con barba de candado y todo, el Paco Ruiz Vera, y a su lado al lampiño del Mario Milton Domínguez, a quien el Raymundo Díaz Salas extraña tanto por sus amables atenciones en comunicación social.
El Marco Guillén y su decena de años de experiencia, con su mochila gris y vivos rojos, siempre celoso de su trabajo, de su trayectoria, de su equipo, y pegado eternamente a la nota, a la mejor nota, a la de mayores ventas.
A la Florecita Cordero con su frágil silueta, plegada a ella aquella canción de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés de "Hoy la Vi".
Juan Manuel González Tovar ahí también, a sana distancia, con la fuerza de la experiencia, con un cúmulo de saberes en su cabeza y en sus manos, listos para ser compartidos con quien así lo desee.
Al compa Chuy con su chaleco y su afición al deporte. "Hay que escribirlo y, cuando se pueda, practicarlo, para bajar un poco la carga de lípidos".
A la Chapis con su eterna e inseparable coquetería. "Tené cuidado, niña, tené cuidado, yo sé lo que te digo".
Al espíritu colaborador de la sufrida "Cecy Z". Cada quien elige su destino, señorita.
A la Dalia Villatoro, lamentando ya no poder ir a todos los eventos sociales, pero sacando harta nota de 8 para un chorro de medios. Felicidades. Vas a 120 por hora.
Al compadre Rodolfo Ramírez Zambrano, con sus fotos del recuerdo, con las historias de capillas, ermitas y catedrales.
Y yo agradeciéndole a todas y todos que me hayan abierto su corazón, al menos durante un corto período, porque eso me permitió aprender de todos ellos, particularmente a quien me invitara a la delegación de comunicación social, Sergio Melgar Recinos. "Cuánta paciencia me tuviste, compa, porque de plano me costó mucho trabajo aprender a hacer los mentados boletines y a diferenciarlos de las tarjetas informativas".
Y a quienes no pudieron asistir, o bien porque no les fue posible o porque no les llegó su invitación a tiempo, a todas y todos ellos, les envío un caluroso abrazo.
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