Felipe Calderón Hinojosa no la hace.
Como presidente de la república resultó un fracaso, pero lo peor de todo está por venir.
El presidente de las manos limpias, de la oferta de seguridad y del empleo, no ha cumplido con ninguna de sus propuestas y eslogan que lo llevaron al poder.
En lugar de brindarle a los mexicanos mayor seguridad y empleos, está generando un clima de violencia desenfrenada y enviando a millones de desempleados hacia los Estados Unidos como braceros, en donde muchos no encontrarán el sueño americano, sino la muerte.
Alguno de sus colaboradores molestó al panal y salió el avispero que Calderón Hinojosa no puede contener.
Desafortunadamente para los mexicanos, la ola de violencia no está sólo viéndose en los canales de la televisión nacional, sino a la vuelta de la esquina, y el temor está llegando a los hogares.
Hay una paranoia de los atentados, ya nadie quiere viajar en un tsuru blanco sin placas porque lo pueden confundir y rociarle de balazos.
Hasta antes de los atentados de Morlia las entidades más inseguras eran el Estado de México, luego el Distrito Federal, Baja California en el tercer sitio, Chihuahua y Veracruz compartía el cuarto sitio, Puebla el quinto y el sexto lugar es para Guanajuato.
Aunque más recientemente el Centro de Investigación para el Desarrollo AC. (CIDAC), que ubicó a Chiapas como la entidad con mayor seguridad en el país, revela que los estados con "muy alta incidencia de violencia" por cada 100 mil habitantes son: Baja California, 65.50 por ciento; Chihuahua, 63.50 por ciento y Sinaloa 59.76 por ciento. Le siguen con "alta incidencia": Quintana Roo, 48.06 por ciento; Estado de México, 47.36 por ciento; Guerrero, 44.24 por ciento; Distrito Federal, 41.22 por ciento y Durango, 39.28 ciento.
Pero ahora sólo se habla de Michoacán, por lo acontecido recientemente.
Por el bien de México, ojalá que Felipe Calderón sepa qué hacer y cómo (si acaso no son sus amigos y hermanos del Yunque), pero si no, aprendamos a vivir en la zozobra, a cambiar las rutinas de traslado, los varones a disfrazarse de mujer como el Miguel Morales (por eso lo hizo, no por otra cosa), o de varones las mujeres, o a cargar un par de bigotes postizos los que no tienen, o cambiar de color el carro, en fin, a camuflagearse.
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