Y la Cenicienta salió a comer al Restaurán Alcaravea

Por fin salió a la luz del Sol comiteco. Meses encerrada. Cuando iban en el coche comentó: “sigue siendo bonito el boulevard de Comitán”. Como si ya tuviera muchos años de haberlo visto, pero eran solo 11 meses de no salir a la calle. Como todo el mandado lo compra ahí frente a su casa, en la tienda de Doña Vicky, entonces ya ni a la Central de Abastos “28 de Agosto” sale. Por las tortillas tampoco va, porque las lleva Doña Cande. A los niños Doña Coco se encarga de llevarlos y regresarlos al Tae Kwon Do. ¿Entonces? Pues la casa y las telenovelas.

Por eso en su cumpleaños se puso contenta. “Hoy no vas a guisar mi vida, te voy invitar a comer en un magnífico lugar”, le dijeron. Sus ojos lo dijeron todo, cuando se abrieron de más y brillaron como hace casi exactamente un año. “Iremos al Alcaravea”, por si acaso se le ocurría ir otra vez al mercado Primero de Mayo. Pero estaba toda llena de emoción.

Entonces los niños llegaron y la abrazaron también, la prodigaron de besos y salieron.

Pero el no salir mucho afecta, y por eso ella pidió su tradicional espagueti y no sé qué más y, claro, su agua de naranja.

Hubieran visto como comía la señora. De veras que lo disfrutó. Sonrisa de oreja a oreja, del gusto hasta se le caía la comida.

Ella es la Sari. Mi mujer.