Al Manuel el “Güero” Velasco le gana la ambición y el pragmatismo, no la convicción ni el espíritu de servicio.
Pero, bueno, no es privativo de él en lo personal, lo es del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que de verde y de ecologista no tiene nada.
Surgido como un partido o empresa familiar, tuvo la suerte de que a México llegó la era de la alternancia, y entonces las disputas electorales se hicieron más cerradas, mucho más competidas,
La elección presidencial del 2 de julio y de la gubernatura chiapaneca del 20 de agosto así lo indican: la diferencia entre el ganador y el perseguidor más inmediato fue de escaso 0.5 por ciento.
En ese tenor, los partidos minúsculos tomaron importancia.
Si las elecciones se deciden con menos de un punto porcentual, los partidititos con registro y, por tanto, con 2.5 por ciento de preferencia electoral, tienen ya un peso relativo, no son nada despreciable.
Así ocurrió con el PVEM, el Partido del Trabajo, el Convergencia y los demás.
Pero el caso del PVEM es curioso y se pinta solo.
Al ser importantes los partidititos, al PVEM se le presentó la ocasión para ofertarse y decir: “mis dos puntos porcentuales te pueden ser útiles e inclinar la balanza a tu favor”.
Así se lo dijo al Partido Acción Nacional (PAN) de Vicente Fox y consiguió amarrar diputaciones y una senaduría por su entrega a la derecha confesional. Esto en el año 2000.
Fue en un informe presidencial cuando el PVEM le dio la espalda al instituto político que le diera cobijo y le permitiera alcanzar algunas posiciones de poder.
Y así ocurrió en el 2006, pero en esa ocasión aliándose con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Logró “venderse” y entregarse al priismo corrupto de Roberto Madrazo, a cambio de más diputaciones y senadurías.
Y fue en el mismo año y mes de la elección que, en Chiapas, le dio la espalda al instituto político que le diera aún más posiciones de poder, traicionándolo.
Si un día estuvo aliado con el PAN y lo traicionó, y otro estuvo aliado con el PRI y lo traicionó, no es difícil que habrá de pasar cuando haga alianza con el PRD: también lo va a traicionar. Esto podría ocurrir en la elección presidencial del 2012.
Porque la posibilidad de que intente “venderse” al PRD en el 2012 no es lejana, ya está haciendo tal cosa a nivel local.
Los dirigentes pvemistas no sienten vergüenza de un día amanecer en amasiato con un partido político y, como meretrices, despertar en brazos de otro al siguiente. Total, la entrega no es gratis, son “profesionales”.
En Chiapas el Güero Velasco pretende escalar a costa de los partidos grandes, y ya tiene amarradas varias regidurías, sindicaturas, alcaldías y diputaciones.
Pero aquí, cosa curiosa, optaron por venderse a tirios y troyanos, con tal de que paguen bien.
Así, en algunos municipios se entregó al PAN, en otros al PRI y, en unos más, al PRD. Y para la elección de diputados también.
Como plantas parasitarias, se está colgado de las ramas de los árboles que mejor le permiten alcanzar los rayos del Sol.
De modo tal que el PVEM en un lado es aliado del PRI, y a escasos kilómetros es enemigo de este mismo partido.
En un distrito electoral local es aliado del PRD, y en el distrito siguiente, contiguo, es su adversario.
¿Cuál será entonces el discurso?
¡Qué importa el discurso!
¿Cuál será la propuesta?
¡Qué importa la propuesta!
¿Cuál será su planteamiento general?
¡Para qué si no es necesario tenerlo!
Mientras haya un camino que permita acceder al poder, lo demás es lo de menos.
El fin justifica los medios.
El fin es llegar al poder.
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