martes, 8 de mayo de 2007

Se complica Trinitaria a la Oposición




La oposición en La Trinitaria se sentía con la presidencia en la mano, desde que lograron reunir un fuerte conglomerado de fuerzas y organizaciones sociales anti Lindoro Jiménez Ruiz, edil de ese lugar.

En una de esas lograron propinarle al PRI tremenda derrota, elevando al Pejelagarto Andrés Manuel López Obrador al cuerno de la luna, y enviando a Roberto Madrazo Pintado a un lejano segundo segundo lugar, ya no digamos del nefasto Felipe Calderón Hinojosa, quien quedó prácticamente borrado del mapa electoral municipal.

Nunca antes el PRI había sufrido descalabro alguno en ese lugar.

En una segunda faena lograron colocar a Juan Sabines Guerrero, actual gobernador del estado, en cómodo primer lugar, propinándole de esa manera una segunda derrota al tricolor.

Eso abrió esperanzas a las organizaciones opositores, principalmente a sus líderes.

El problema fue que de esos triunfos electorales todos a la vez se sintieron los principales autores y protagonistas.

Así como las derrotas no tienen madre, las victorias terminan teniendo progenitores por todas partes.

Y los líderes de estas organizaciones y partidos políticos comenzaron a mirar hacia palacio municipal con trémula emoción.

“Esa silla que está ahí puede ser mía”, pensaban, locos de pasión.

“Ahí está mi destino; habrá un antes y un después luego de mi paso por la presidencia, además de que habré de dejar inscrito mi nombre en la historia política de mi municipio; Dios, el todopoderoso, tiene reservado para mí ese lugar”, elucubraban con ambición, ya prácticamente pensando en las camionetas que habrían de estrenar y en los ranchos que habrían de comprar.

Luis Antonio Ramírez Moreno, Darinel Alvarado Villatoro (aún Delegado de Gobierno) y Manuel Pulido fueron de quienes más se sintieron atraídos por el poder. Ahora, el primero intentará alcanzar sus sueños a través de la coalición PRD-Convergencia, y muy probablemente Manuel Pulido por el PVEM, ambos para la presidencia municipal, en tanto Charrinel buscará la diputación por la coalición PRD-PVEM.

Nada bien pinta para ninguno de estos pretensos.

Charrinel, quien busca la diputación por el VI Distrito, que incluye los municipios de Trinitaria, Comitán, Tzimol y Las Rosas, porque sólo es conocido ahí, en Zapaluta.

Y los otros dos porque decidieron ir separados, cada quien por su lado, en busca de la misma silla, sin considerar que sólo uno de ellos puede llegar y olvidándose que la historia de las derrotas electorales propinadas al PRI fueron gracias a la unidad de las organizaciones y fuerzas que hoy están confrontadas, buscando el mismo espacio de elección popular.

Lo único que podría ayudar a estas dos fuerzas políticas, otrora amigas, es que haya una alianza de facto y que el PVEM no registre candidato alguno. Estarían a tiempo todavía.

Pero si no consiguieron ponerse de acuerdo antes, menos habrá de ocurrir ahora.

De ese modo están dándole vida al PRI, quien podría ser el máximo beneficiario de esa división entre las filas de la oposición.

Lo único que necesita el tricolor es elegir a su candidato con la menor confrontación interna, para alzarse con la victoria.

El problema es que, viendo el panorama de la fractura opositora, todos los precandidatos se han vuelto a engañar, y de ahí pudiera derivar también una fractura más, pero priista.

Si antes los del PRI se sentían con la cola entre las patas y sólo esperaban la llegada del 7 de octubre para entregar el poder, a través del voto por voto casilla por casilla, ahora sienten que les toca refrendarse en el poder, para acercarse a los 80 años de gobiernos priistas.

Pero si ocurriera una división interna por la ambición del poder, y de esa división surgiera la posibilidad de que el PVEM cachara candidato, entonces las cosas se pondrían color de hormiga, y la disputa por el poder se daría entre el PRI de Lindoro Jiménez y el PRI-PVEM de la Manuel Pulido.

Una jugada maestra sería que desde ahora Manuel Pulido se lanzara a la candidatura y comenzara a darle calorcito a los precandidatos tricolores, para que el o los perdedores de ese instituto político abandonaran el nidito y se sumaran a su planilla, bien a la sindicatura o a una primera regiduría.

Aunque, faltaría saber la última palabra: la del gobernador Juan Sabines Guerrero.

¿Quién habrá de conquistar el corazón del gobenador?


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