Auditorías a un calenturiento de la ODIC

Este compa puede ser diputado o presidente municipal. Lleva varios años de lucha en Comitán, así que no sólo tiene la residencia necesaria y de sobra, sino los merecimientos. Queda usted destapado, camarada, mande por favor sus papeles a esta dirección electrónica. Lo cierto es que este mi cunca anda con un nudo atorado en el cogote, parecido a aquella sensación que se deriva de un bajón de la rueda de la fortuna de las ferias y se siente que algo sube hacia la garganta y se estaciona ahí. ¿Qué es lo que le pasa? Que al señor le están haciendo una auditoría. Seis meses llevan ya los auditores checando palmo a palmo sus negocios. Lo han hecho de tal modo que ya parece persecución. De hecho lo es, dice Martín Javier Hernández Rojas. Según el luchador social, líder histórico de la Organización Democrática Independiente de Comitán (ODIC) esas auditorías son el resultado de un movimiento social que él encabeza para defender a un grupo de comerciantes a los cuales les andan cobrando un “excedente impositivo”. Así le llamo yo, no sé cual sea su nombre técnico, pero es un impuesto que no fue debidamente cobrado por Hacienda del Estado, por un “error humano, de dedo”. Como ese impuesto no se cobró de manera oportuna cuando la dependencia descubrió el error mandó llamar a los contribuyentes y les dijo: “señores, por un error no les cobramos bien sus impuestos, les cobramos de menos, ahora van a tener que completar la cantidad que debió haberse cobrado”. Pura madre, dijeron los comerciantes, y se fueron a ver al Martín. Y este compa, ni tardo ni perezoso, encabezó la inconformidad de los comerciantes y llegaron a decir que si el error había sido de SEPLAFIN pues que SEPLAFIN lo corrigiera pero que ellos no iban a pagar ningún ajuste y háganle como quieran. Y desde entonces se han venido dando fuertes jaloneos, marchas, mítines, recordatorios maternales, plantones, notas de ocho en los periódicos y todo lo que usted ya sabe se hace en estos casos. Es más, estoy seguro que lo que han gastado los inconformes con estas movilizaciones es quizá unas diez veces más que el monto original del ajuste impositivo. De ese tamaño. Pero como unos y otros se han montado en su mula, ni quién los baje. El Martín Javier Hernández Rojas y su gente han ido decenas de veces a Tuxtla Gutiérrez para buscar hablar con el Secretario de Gobierno, Roger Grajales González, o con Evelio Rojas el de la Secretaría de Planeación y Finanzas, o con el presidente de la Comisión de Hacienda, Miguel Arturo Ramírez López, o con el Presidente de la Junta de Coordinación Política, Rafael Guillén Domínguez, para buscar que ya se olviden de ese “adeudo” de los comerciantes comitecos, y sigue sin resolverse. “En cambio comenzaron a hostigarme con estas auditorías”, se queja Martín. Y cuenta que los auditores inclusive han buscado información de sus finanzas en la Comisión Nacional de Valores, y en el registro catastral de sus inscripciones, y en el ayuntamiento sobre cuáles han sido las últimas construcciones que el luchador social ha realizado en los últimos años. Todo, pues. Pobre Martín. Y ni así se ablanda. Y no creo que lo haga porque es más terco que la mula donde ahora anda montado. Y quién sabe en qué termine todo eso. Mirá Martín, te voy a dar un consejo. Andá con los de SEPLAFIN o con los de la Secretaría de Gobierno y deciles que te devuelvan la paga que has gastado sólo por el concepto de gasolina de tus idas a la capital, y con esa lana hasta va a sobrar para pagar esa diferencia que adeudan los comerciantes, y lo demás lo gastamos en una buena juerga. Ya verás. Ya si también te devuelven todo el dinero que vos personalmente has gastado por concepto de llamadas telefónicas de teléfono duro o de tu celular, pues será una lana suficiente como para que yo mismo ponga un mi negocito de venta de vinos y licores en la Central de Abastos 28 de Agosto. Lo que sea, pero algo hay que hacer ya. Si no de todos modos ya el gobernador electo, Juan Sabines Guerrero, tiene el expediente de este caso y seguramente va a darle matarili.