domingo, 4 de febrero de 2007

“Me tapó con su lindo vestido, y corriendo a esconder me llevó”




“Me tapó con su lindo vestido, y corriendo a esconder me llevó, me colmó todo el cuerpo de besos y abrazada conmigo lloró, preguntaba que yo le dijera, que persona de allá me aventó. No le pude decir nada nada, solamente pensé en la maldad…”

No sé en que maldad habrá pensado el José Alfredo Sánchez Zúñiga, Sexto Regidor Propietario, del PAN, pero sin duda sufrió el pasado viernes, cuando el Presidente Municipal lo mandó llamar todo encabronado, luego de leer una columna política de cierto periódico, la cual lo puso de malas.

El diario había llegado muy temprano a las oficinas de los regidores, y la señorita “Isa” se encargó de pasárselo a los señores regidores Marcos Virgilio (PAN), Victoria (PRI) y el joven, apuesto, calenturiento y suertudo José Alfredo.

Éste, cuando vio el contenido de la columna, titulada “Las Broncas de Ramiro Aguilar Castañeda”, de repente se ponía de un color, y luego cambiaba a otro, como los chompipes cuando quieren pelear y graznan jol jol jol jol.

“Mira esto Isa, mira qué dice el periódico, mira”, decía perplejo. Dije, perplejo, no otra cosa, por favor.

También lo estaban leyendo los otros regidores, y Marcos Virgilio tuvo la grandiosa idea de irse con el chisme a las oficinas del alcalde, pues la columna hablaba de las broncas de su jefe.

Marcos Virgilio, de hecho, salió disparado, con ganas de quedar bien con el alcalde, aun a costa del propio José Alfredo.

Cuando llega y entra sin tocar se encuentra al Ramiro chento, en su escritorio, con alguna llamada telefónica, la cual, por cierto, debió cortar un segundo después para ponerse a leer lo que decían de sus propias calenturas.

De inmediato se encabritó, comenzó a despotricar y a lamentar el tipo de gente con la que integró su planilla.

¡¡¡QUE VENGA FREDY EN ESTOS MOMENTOS!!!, le ordenó a gritos a Marcos Virgilio, quien ya esperaba la indicación y salió dando brincos hasta llegar a la Sala de Regidores.

Pero para ese momento ya el José Alfredo comenzaba a pensar en irse a esconder en el lindo vestido de una ex secretaria del ayuntamiento pinolteco.

“Ora sí, qué será que me pueden hacer a mí?, le preguntaba el joven y suertudo hombre a la Isa.

“No sé”, le contestaba la Secretaria.

En esas deliberaciones se encontraban cuando llegó Marcos Virgilio y le grita en su cara, mitad asustado por el humor del presidente y mitad divertido por la cara de su colega.

“¡¡¡Dice el Presidente que subas, PERO AHORITA”!!!, tronándole los dedos. Y regresa de inmediato a decirle al presidente que ya había cumplido con sus órdenes, que si se le ofrecía algo más o él mismo llevaba de las greñas al joven José Alfredo.

Éste, por su parte, preguntaba:

“¿Que hago Isa? dime por favor, Isa, ayúdame”.

¡¡¡Pues que vas a hacer hombre, vete a tu casa, te van a correr, te van a colgar!!!, le respondió la señorita Isabel.

“Sí, verdad”, dice el joven calenturiento.

Y entonces decide salir disparado, a refugiarse en el lindo vestido.

Baja de nuevo Marcos Virgilio y le pregunta a la secre:

Isa, Isa, oye Isa, ¿donde chingados está el Fredy?

“No sé, salió”, le respondió la guapa mujer.

“¡¡¡Cómo!!! ¡¡¡Puta Madre, pinche miedoso!!!

Mientras el joven José Alfredo había ya llegado a casita, con su nueva mujercita, quien lo tapó con su lindo vestido, y corriendo a esconder lo llevó, lo colmó todo el cuerpo de besos y abrazada con él lloró, preguntaba que ya le dijera, que persona de palacio lo aventó. No le pudo decir nada, nada, solamente pensó en la maldad, de subir a la nube más alta, y tirarse a matar de verdad, y olvidar a una columna perjura.

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