El pueblo de Frontera Comalapa está comenzando a pagar las facturas de haber llevado al poder a Irán Mérida Matamoros, quien desde el primero de enero administra sus recursos.
Sus impuestos irán a terminar, no en obras, sino en despilfarros,
Según datos que me hicieron llegar al correo encaliente@gmail.com, un contratista le está cobrando como nuevo un Jetta blanco que le dio a Irán Mérida en campaña. Era para la campaña, pero el tío se lo quedó un rato, largo rato.
Pero no sólo eso, sabiéndose todopoderoso, y con el mango de la sartén en la mano, decidió prestarle el coche a un familiar.
Fue con el coche prestado a
"Ándale tío, andaleee, tú eres el presidente de Comalapa, que se vea algo bueno de ti, deja que tu sobrino consentido corte una flor de tu jardín", le decía.
Fue tanta la lloriqueada que el Irán aceptó dejarle el coche al irresponsable chamaco.
Pero, irresponsable al fin, el chamaco chocó la unidad, y el carro acabó destrozado.
Ahora, con razón, dice el mail, el constructor está preguntando por su carro, pero ya le dijeron que sólo pueden entregarle el gato hidráulico y la llave de cruz, lo demás quedó inservible.
Entonces el constructor exige la paga del Jetta, u otro Jetta, nuevo como el que le entregó al entonces candidato.
Son, pues, las primeras facturas que el pueblo de Comalapa empieza a pagar, pero sólo son las primeras. Faltan muchas otras por venir.
Si el Irán hubiera tenido el cuidado de devolver la unidad no hubiera pasado lo que ocurrió, pero el hubiera no existe.
Además, se lo prestaron para la campaña, no para ir a festejar a la capital del país. Si se vale ser cuch, pero no tan trompudo.
¿Cómo darle el carro a un chamaco irresponsable?
POBRE SANTO NIÑO DE ATOCHA
La otra será la feria tradicional "Santo Niño de Atocha", que desde hace tantos años se realiza en pleno centro de la ciudad, con todo y lo que ello implica para los comerciantes.
De hecho comerciantes de la plaza "Chelito" y ambulantes se solidarizaron ya con los del comercio organizado para exigir la salida de la feria del centro de Frontera Comalapa.
Y esas ya son palabras mayores.
"Ya vaya usted buscando la forma de agilizar los trabajos para las nuevas instalaciones", le piden al edil.
"Que el Santo Patrono tenga un su lugarcito digno", le incitan.
"Que no se llene de heces fecales y olores a orines con caguama el parque central", le exigen al Irán.
"Que no se inunde de bolos la iglesia ni el parquecito, todos durmiendo la siesta a las 11 de la mañana, con las braguetas abiertas y el pájaro volando", le digo yo.
Ah, por cierto, también le están pidiendo al párroco de la iglesia de Comalapa que se solidarice con esta exigencia, para que ni Diosito ni el santo patrono "Santo Niño de Atocha" sufra la embestida de los que llegan a poner sus puestos, tomando luz del fluido que llega a los comercios establecidos, ocasionándoles serios trastornos.
GRACIAS POR LOS SALUDOS Y REGALOS EN MI "CUMPLE"
Yo tengo dos fechas de cumpleaños. Uno es el mero día, el diez de enero, justo el día que en Cocoso de Comitán me lo preguntó su titular, mi amigo Fernando Rodríguez, aunque no me creyó que ese mismo día andaba yo "tiernito". Lo tomó a broma. Por eso no me dieron "chayo" ahí en la presi.
El otro día de cumple es el 25 de enero, porque así lo dice mi acta de nacimiento, pero mi mamita, Maclovia Cifuentes, que fue la que me parió con dolor y, por tanto, no se olvida, asegura que yo nací un diez de enero, allá en la mera Sierra de Chiapas, en el Plan, cerca de Emiliano Zapata, municipio de Bella Vista. Corría el año 1964.
Mi jefa Malú Puig me festejó el diez de enero con un chido regalo, gracias mil jefa. Mis hijos y mi mujer también. Mi mamita el primer sábado que pude ir a visitarla luego que pasara el día diez, con un caldo de gallina de rancho preparado con sus manitas lindas.
Y mis compañeros de escuela, allá en
Ah, ese mismo día el Senador por Chiapas, Rubén Velázquez López, también se hizo presente con una llamada telefónica y una invitación a comer en los próximos días.
No los invito a las pachangas en mi nombre, porque siempre se hacen a pesar mío, a veces sin que yo esté presente.
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