miércoles, 31 de enero de 2007

LAS CALENTURAS DE SERGIO FIGUEROA

Qué contento se puso el Sergio Figueroa, Director de Planeaciòn del Ayuntamiento de Comitàn, cuando lo vi y le dije: "candidato". Lo hubieran visto, sonrisa de oreja a oreja. Bueno, casi se las come.

"Jíjole, creo que se me pasó la mano", pensé.

El asunto se convirtió en una bronca existencial para mí.

"¿Cómo le voy a hacer, y si se dispara de la Galaxia?", me pregunté.

Ya andaba pensando en cómo detener el viaje del compa "al infinito y más allá".
La cuestión del manejo de las expectativas es algo delicado, siempre lo ha sido.

Es como cuando a alguien se le pasa la mano y le lleva serenata a una chica, en plan de cotorreo, sin aclarárselo.

Mientras el compa sigue de flor en flor, picando como colibrí a un par de horas de morir, la señorita se clava para siempre y comienza a construir castillos en el aire, con el príncipe azul dentro y, claro, ella también ahí. Es decir, todo un viaje color de rosa por el mundo celeste.
Yo debía evitar ese periplo del funcionario municipal.

Luego comienzan a gastar su paga, echan la casa por la ventana y hasta se quedan sin casa.

Entonces se me alumbró un foquito. "No sos el candidato del Caliente", le dije.
¡Jíjole!, más oportuno habría sido un apagón y el foquito no se hubiera encendido.

Miren nomás cómo se puso su cara del Sergio y ya me darán la razón.
Grr, grr, grrrr, parecía decir con sus poros y de su mirada salían emisiones flamígeras, poniendo más caliente al autor de esta columna.
Luego el señor se acercó y me dijo: "no es cierto, hombre, sos mi cuate y a los cuates se les permite todo", dijo.

"Momento", reviré yo, eso me suena a propuesta indecorosa.
Pero el señor siguió en el plan de franco cotorreo y creo que hasta olvidó el trago amargo de la falta de respaldo de esta columna.

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