“En Caliente” no presidirá ninguna organización masculina en defensa de los varones oprimidos. Es tan machito el señor. Bueno, ya se anda fajando los pantalones ante su mujer. Por eso presume acá de sus calenturas, aunque sean chaquetas mentales porque tanto así como tener “pegue”, harto “pegue”, la verdad no.
Quién sí lo tiene es el “Coyolín”, pero, shit, no digan nada, plis, yo no he dicho nada. Bueno, además, nadie sabe quién es el “Coyolín”, ¿verdad? Bueno, se distingue mucho por una frase muy célebre: “¡Aquí Comitán!”, luego pronuncia “con la información periférica”. Su opresora se llama “Chabelita”, y donde que tiene la mano pesada, se nota a leguas. Cuidado, “Coyolín”.
Ambos buscamos a un señor llamado Alejandro Sánchez Crocker. ¿Quién lo conoce? Plis, quiero datos de él.
¿Quién me habrá dicho de su nuevo jueguito?
Jijos, el alemán Alzheimer me anda acosando.
Pero su juego, dicen, es el juego de la política, eso sí me recuerdo.
Asegura ser “ahijado político” de Roberto Albores Guillén. ¿Así quién no? Si el señor este consigue hasta Secretarías de Estado para sus cuates y descendientes. Bueno, no todos son sus hijos, ¿verdad? Si no hasta yo fuera el Coordinador de Comunicación Social del Gobierno del Estado. Ni pa” cuándo.
En fin, eso dicen, que es su “cunca”, se quieren y se aman, e hicieron un “pacto del demonio”.
“No es cierto”, dicen otros actores políticos, con mayor nivel al de este Sánchez Crócker.
“Miente, miente, miente”, alegan. Y lo mandan a escribir, a publicar, obviamente no aquí.
Y el argumento principal de estos nihilistas es sencillo: “Albores no tiene necesidad de operar a nivel municipal”, anda en otras esferas. Mmm, quién sabe, pero les creo. Si le van a pedir favor, le hacen su “wawis” y lo convencen, puede levantar un teléfono y hacer una recomendación. Con esto no estoy diciendo que el Sánchez Crócker sea “wawisero”. Nada de eso.
El otro argumento de los políticos que sí son políticos no chingaderas es: “los tiempos de la imposición ya pasaron”.
Pregúntenle a José Antonio Aguilar Bodegas, es el más experimentado en eso de las “imposiciones”. No ha habido cargo suyo que no se deba a otra cosa sino al “dedo” y a la imposición. Bueno, hasta estuvo cerca de conseguir una gubernatura por imposición. No consiguió tal cosa pero sí una “Delegación”, la de su partido, impuesto por enésima vez, aunque respaldado por una caterva de diputados locales lambiscones y “wawiseros”, esos sí, por decir lo menos.
Pero, en fin, retomando el hilo de esto, eso le dicen al Crócker: “los tiempos de los padrinazgos políticos caducaron”.
Y entonces le piden dejar ya los rumores y mentiras y entrarle a la política jugando limpio y con sus propias virtudes y fortalezas, no colgándose de la figura de un destacado personaje.
Este aprendiz de la política del Sánchez Crócker no sabe que primero se debe visitar al Director de El Fronterizo del Sur, para recibir ahí la bendición y, entonces sí, lanzarse al ruedo de la política con mejores posibilidades de triunfo. Antes no.
Me autonombro tu padrino, compadre.
Nos vemos.
Ay venís.
Quién sí lo tiene es el “Coyolín”, pero, shit, no digan nada, plis, yo no he dicho nada. Bueno, además, nadie sabe quién es el “Coyolín”, ¿verdad? Bueno, se distingue mucho por una frase muy célebre: “¡Aquí Comitán!”, luego pronuncia “con la información periférica”. Su opresora se llama “Chabelita”, y donde que tiene la mano pesada, se nota a leguas. Cuidado, “Coyolín”.
Ambos buscamos a un señor llamado Alejandro Sánchez Crocker. ¿Quién lo conoce? Plis, quiero datos de él.
¿Quién me habrá dicho de su nuevo jueguito?
Jijos, el alemán Alzheimer me anda acosando.
Pero su juego, dicen, es el juego de la política, eso sí me recuerdo.
Asegura ser “ahijado político” de Roberto Albores Guillén. ¿Así quién no? Si el señor este consigue hasta Secretarías de Estado para sus cuates y descendientes. Bueno, no todos son sus hijos, ¿verdad? Si no hasta yo fuera el Coordinador de Comunicación Social del Gobierno del Estado. Ni pa” cuándo.
En fin, eso dicen, que es su “cunca”, se quieren y se aman, e hicieron un “pacto del demonio”.
“No es cierto”, dicen otros actores políticos, con mayor nivel al de este Sánchez Crócker.
“Miente, miente, miente”, alegan. Y lo mandan a escribir, a publicar, obviamente no aquí.
Y el argumento principal de estos nihilistas es sencillo: “Albores no tiene necesidad de operar a nivel municipal”, anda en otras esferas. Mmm, quién sabe, pero les creo. Si le van a pedir favor, le hacen su “wawis” y lo convencen, puede levantar un teléfono y hacer una recomendación. Con esto no estoy diciendo que el Sánchez Crócker sea “wawisero”. Nada de eso.
El otro argumento de los políticos que sí son políticos no chingaderas es: “los tiempos de la imposición ya pasaron”.
Pregúntenle a José Antonio Aguilar Bodegas, es el más experimentado en eso de las “imposiciones”. No ha habido cargo suyo que no se deba a otra cosa sino al “dedo” y a la imposición. Bueno, hasta estuvo cerca de conseguir una gubernatura por imposición. No consiguió tal cosa pero sí una “Delegación”, la de su partido, impuesto por enésima vez, aunque respaldado por una caterva de diputados locales lambiscones y “wawiseros”, esos sí, por decir lo menos.
Pero, en fin, retomando el hilo de esto, eso le dicen al Crócker: “los tiempos de los padrinazgos políticos caducaron”.
Y entonces le piden dejar ya los rumores y mentiras y entrarle a la política jugando limpio y con sus propias virtudes y fortalezas, no colgándose de la figura de un destacado personaje.
Este aprendiz de la política del Sánchez Crócker no sabe que primero se debe visitar al Director de El Fronterizo del Sur, para recibir ahí la bendición y, entonces sí, lanzarse al ruedo de la política con mejores posibilidades de triunfo. Antes no.
Me autonombro tu padrino, compadre.
Nos vemos.
Ay venís.
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