miércoles, 30 de agosto de 2006

EL GORDO YA NO ESTÁ TAN GORDO


Me dejó sorprendido el gordo, bueno, ex gordo. Me refiero acá a José Antonio Aguilar Meza. El joven era grueso hasta hace muy poco. Es más, así lo escribí en la columna hace pocos ayeres. Pero no le gustó el nombrecito y se vino encima, pero no del columnista ni de nadie más (bueno, no sé si sobre alguna fémina, de eso no puedo hablar), y se hizo una liposucción. Se lazó con ganas contra los lípidos. Los hizo pedazos, los machucó hasta derretirlos, y ahora en lugar de gordura el joven político luce mamado, musculoso, con muestras de que el gimnasio sí da resultados, y la dieta balanceada también. Felicidades. Está listo para las calenturas. Me cae. Por cierto supe que tuvo serios problemas por haberse publicado acá su soltería, y mencionar que no tenía novia. El joven sí anda con una chica, un portento de mujer, funcionaria estatal, sus oficinas están allá frente al PRI municipal. Cómo no va tener novia el "we" si es de los que dicen que es mejor que sobre y no que haga falta. Pero el tema no es ese. El tema es que Toño Aguilar Meza está puesto para la grilla. Toño no sólo tiene su vida económica resuelta y, por tanto, no está en la polaca para sobrevivir, sino porque ese es su ambiente, su hábitat. Descubrió su pasión por la política en 1999, cuando se lanzó sobre Sami David David, no para otra cosa, sino para derrotarlo frente a Pablo Salazar Mendiguchía. En Comitán hizo equipo con Lalo Ramírez y Rafa Ruiz para alcanzar la Presidencia Municipal con las siglas del PRD-PT, propinándole la primera derrota municipal al tricolor en esta ciudad. Ahora Toño y Lalo Ramírez andan en el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y sufrieron un duro revés con la derrota joseanista, aunque ellos no lo miran así. De hecho al PVEM le pasó lo que a mí cuando por primera vez vi jugar a los Jaguares de Chiapas contra las Chivas Rayadas del Guadalajara. Resulta que en esa ocasión festejó rabiosamente el primer gol chiva, y festejé de la misma manera cuando cayó el empate. ¿Entonces? ¿A quién le iba? Ese día supe que ya no era yo tan chiva, que también era jaguar, o que le iba a ambos, y lo mismo disfrutaba de las victorias de unos y de otros. Pues igual estaban los pevemistas. Estaban ilusionados con el seguro triunfo del tricolor antes de que se dieran los macanazos en el Poliforum Mesoamericano, y se pusieron felices cuando resultó que Juan Sabines sería el candidato perredista, porque si ganaba él ganaban los pevemistas también. Al final los verdes eran los únicos que ganaban si triunfaba Sabines, y ganaban si triunfaba Josean. ¿Cómo la ven?

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