lunes, 21 de agosto de 2006

El PRI no está muerto, los “prianistas” lo revivieron


El PRI no está muerto, es la principal conclusión que se debe sacar de la reciente elección estatal, está más vivo que nunca.

Cierto que a nivel nacional ya los mexicanos, en su mayoría, le cantó las golondrinas, pero al parecer en el sureste mexicano es en donde está más fortalecido.

Al contrario, en Chiapas el partido que se extinguió en la presente elección estatal fue Acción Nacional (PAN): se hicieron el harakiri y apenas están con el 2.5 por ciento de las preferencias. Todo eso gracias a los “neopriistas” o “prianistas” Francisco Rojas Toledo“Pacobono”, Víctor Méndez Sarmiento, Carlos Raymundo Toledo, Juan Carlos Cal y Mayor Franco, entre otros.

El PRI y Josean tenían prácticamente perdida esta elección. Los más de 10 puntos porcentuales que le regalaron los “neopriistas” o “prianistas” le permitieron un poco de oxígeno, fue como darles aire de boca a boca, y el proyecto “Cuéntalo” consiguió acercarse muchísimo a Juan Sabines Guerrero, de la Alianza Por el Bien de Todos.

Otro aprendizaje que se debe ir asimilando es que en política nada está escrito. Los escenarios cambian de un rato a otro, y si se sabe aprovechar se puede sacar fuerza de flaqueza. Acá quedó demostrado.

Primero se decía que el PRI tenía todo para regresar al poder, y todo mundo daba por hecho que el candidato que pusiera el PRI en Chiapas para la gubernatura ese se llevaría el triunfo de manera holgada.

Después, gracias a Roberto Madrazo y a los oaxaqueños, vino la burla a los priistas con la imposición grosera y tosca de un candidato, José Antonio Aguilar Bodegas, y el PRI se fracturó en tres pedazos. Un retazo siguió a Josean, otro se fue con Roberto Albores Guillén y uno más siguió a Juan Sabines Guerrero. Al final se unieron los dos últimos grupos priistas e hicieron alianza con el PRD, PT y Convergencia. Y entonces el tricolor con su candidato impuesto por los oaxaqueños tenía todo para perder. Así, de una semana a la otra. De manera increíble. La candidatura joseanista nació de un aborto y estaba condenada a la derrota.

Luego viene el escenario nacional, el fraude cibernético, la exigencia del voto a voto y casilla por casilla, y la negativa del ganador, porque sencillamente no ganó la elección, o no la ganó bien.

Los panistas se encabronaron que Andrés Manuel López Obrador no dejara de protestar y demandar el voto por voto casilla por casilla, y en respuesta se unieron al PRI en Chiapas, para intentar socavarlo.

Fue así como decidió aliarse de manera factual con el PRI de Josean y le dio vida artificial, cuando ya estaba prácticamente en la lona. No sólo fue la suma de las decenas de miles de votos panistas, fue el golpe mediático de gran envergadura, generando que el voto indeciso se inclinara por el tricolor. Por eso se acercó tanto y a punto estuvo de alcanzar la victoria.

Es claro que el PAN ya encontró un buen aliado para construir su propia gobernabilidad en el escenario nacional, y será el PRI. Le pagará el favor del año 1988, cuando el PAN avaló el fraude de Carlos Salinas de Gortari. Fraude por Fraude. Aval por Aval. Cochinada por Cochinada. Legitimidad por Legitimidad.

Ahora vendrán las grandes reformas estructurales, con los votos de los diputados panistas y los priistas. Ahora vendrá la aprobación del IVA a medicinas y alimentos. Que lo disfruten aquellos que votaron por el PRI y el PAN. Lo malo es que nos pasarán a traer a todos.

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