lunes, 2 de julio de 2007

Amenazaron de muerte al Vaquero


Allá en Teopisca de plano se calentó el ambiente político, al grado de que un comunicador sufrió una embestida política para que detuviera su lengua, para acallar su crítica. Le pidieron la renuncia.

Durante un buen tiempo estuvo ahí, dándole voz a la denuncia ciudadana, apoyando su causa, criticando a los malos o pésimos funcionarios.

Conversamos telefónicamente y en la charla le preguntaba de su situación, de lo que habría motivado su salida, porque es grave que tales despidos a trabajadores de la comunicación se dé en momentos en que se requiere de mayor apertura, pues vivimos tiempos electorales.

A la pregunta del motivo de su salida del programa dijo que hay gente interesada en que no haya transparencia en la actual lucha política.

Dijo también que porque lo quisieron condicionar a un candidato a la alcaldía, a uno solo, cuando en realidad hay varios y todos plantean soluciones alternativas a la dura problemática social que enfrenta el municipio.

"¿Intentaron condicionarte?", le pregunté, y dijo que Sí, que se está intentando tejer una red de apoyos a un aspirante a la alcaldía, y con la misma intensidad se está intentando bloquear a otros candidatos.

"Tuviste miedo a que fueras objeto de alguna represalia", le pregunté también.

La respuesta del Vaquero, o sea, Gabriel Orantes fue: "Me amenazaron de muerte muchas veces, yo conté unas 17 veces, ocho de esas amenazas fueron contra la familia, contra mi familia, y eso duele".

-¿Y qué le respondiste a quienes amenazaban?

-Perro que ladra no muerte, si quieren algo conmigo aquí estoy, no me voy a esconder debajo de la cama, el interesado en que yo desaparezca por lo visto no tiene valor civil de oponérseme, y lo reto desde aquí para que se me ponga en frente, de otro modo la gente lo va a identificar como un auténtico "gallina".

-Pero ¿quién es el candidato al que calificas de "gallina"?

-El que me mandó a amenazar y quien operó mi salida de la radio.

-Dime su nombre.

-Aún no. Voy a concederle el beneficio de la duda. Que se ponga frente a mí, que demuestre que tiene los pantalones bien amarrados, que no se mea de puro miedo. Si no lo hace entonces sí revelaré su nombre. Es más, le doy un día para que lo haga. Si no me enfrenta como hombrecito mañana estaré revelando su nombre.

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