lunes, 9 de junio de 2008

Los caminos de Sabines en el asunto de Pinola


El gobierno del estado está analizando ya qué hacer con el problema de Las Rosas. No es un asunto menor, se trata de la la gobernabilidad en Chiapas.

¿Cuáles son los caminos de Sabines en ese asunto?

Obviamente recuperar la tranquilidad de ese municipio, y que los programas de los tres niveles de gobierno no se vean conculcados ante el conflicto desatado.

Pero reconstruir el la estabilidad en Las Rosas no es hacer enchiladas.

En primer lugar, hay mucho encono entre el gobernando, José Domingo Argüello, y el cien por ciento de los comisariados ejidales, es prácticamente todo el pueblo.

En segundo lugar, la personalidad del alcalde, un personaje orgulloso y tozudo, que no quiere dar su brazo a torcer. La necedad necia que dice Silvio Rodríguez, cuando pregunta "¿será que la necedad parió con él? La necedad de lo que hoy resulta necio, la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio". Bueno quizá Argüello cante con él "Yo quiero seguir jugando a lo perdido", o diga también "Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví". O quizá…, chale, qué me importa lo que piense, si de todos modos está perdido, aunque el gobierno del estado, a base de represión y cárcel de los opositores, lo sostuviera en el palacio.

Porque, como están las cosas, sólo da pie a que haya un encontronazo de trenes, pues quedan únicamente dos opciones: o renuncia el presidente municipal o el gobierno estatal manda a reprimir, a base de toletazos y quizá hasta balazos, a los manifestantes que mantienen tomada por ya toda una quincena el edificio edilicio.

Las opciones intermedias son las que hay que trabajar, para evitar la caída del primer alcalde chiapaneco de los electos en la era sabinista, porque permitir la entronización de un primer concejo municipal daría paso a que se desaten otras movilizaciones con miras a tumbar otros alcaldes, en otros municipios, y entonces Chiapas sería el caos. José Domingo Argüello, pues, no debiera ser destituido, no le conviene a la entidad.

¿Cuáles son esas opciones? No hay muchas, en realidad parece sólo existir un camino, a saber:

1.- Que el alcalde ceda a todas y cada una de las demandas del grupo opositor, que incluye la salida inmediata de seis colaboradores del edil.

¿Quiénes son esos personajes y por qué piden su destitución?

A.- El Secretario Municipal. JUAN CARLOS OZUNA FERNANDEZ, por prepotente y corrupto, tiene en su haber un fraude a la cervecería corona de SCLC.

B.- Rolando Caballero, Director de Obras Públicas, también defraudador de Cosmotel, aunque igual lo hizo a la escuela Fray Matias, a feligreses de una iglesia que pedían vivienda, de este último caso tuvo que devolver una lana delante del Ministerio Público.

C.- Liset Hernández García, Juez Municipal, no cumple la exigencia de edad ni con el título.

D.- Tesorero, Romeo Solís, de él se sabe poco, porque es fuereño.

E.- Director de Desarrollo Agropecuario, Luis Enrique Velasco Mazariegos, por prepotente, cuando fue oficial del registro civil a propuesta del PRD también fue sacado por gente del mismo partido, por alzado y discriminador.

F.- Juan Colorado, centroamericano, con antecedentes homicidas, le dio de balazos a un viejito, golpea a los bolitos de Pinola con fuete, amenazó de muerte a su Sub Comandante.

Ahora bien, la salida de estas personas (no lo exijo yo, sino el pueblo pinolteco) no resolvería del todo el problema, que podría volver a estallar en cualquier momento, aunque sí lograría "desarmar" al movimiento, o sea, quitarle legitimidad.

¿Cómo se vería Chemingo Meneses y los comisariados ejidales que exigen la salida del alcalde, alegando, entre otros motivos, el haber traicionado al PRD y al PT?

Hay que recordar que Argüello Ruiz hizo a un lado sus compromisos de campaña (signados, por cierto) de colocar en la administración a gente honorable y en su totalidad originarios de Las Rosas. Debemos traer a la memoria también que el alcalde hizo el compromiso de colocar a cierto número de funcionarios a sugerencia de los partidos políticos citados (ojo, los inconformes que mantienen la toma del palacio municipal no son sólo de esos institutos políticos), y de ese número sólo cumplió en diez casos, de los 40 comprometidos por su firma, pues puso a quien quiso, sólo con la condición de que le fueran mañosos, incondicionales y le cargaran la maleta.

Pero si a pesar de que el cuestionado alcalde cediera a las demandas de los plantonistas, éstos siguieran con el bloqueo de los accesos al palacio, quienes se verían mal y perderían toda credibilidad serían precisamente Chemingo Meneses y su grupo.

Por eso, la única salida, que devolvería durante un rato la estabilidad en Las Rosas, es la destitución de esos personajes, pero, insisto, podría volver a estallar en cualquier momento. ¿Por qué? Porque de todos modos José Domingo Argüello seguiría gobernando, estaría recibiendo a la gente, y por lo tanto seguiría haciéndolo como lo ha hecho durante los primeros meses, es decir: con prepotencia, altanería y hasta con groserías, de mentadas de madre para arriba.

La salida de los cuestionados funcionarios sí sería un oasis en ese desierto pinolteco, refrescaría un poco a la administración, le brindaría algo de oxígeno, el pueblo acudiría sin miedo a solicitar apoyos.

Pero ¿quién le va a quitar al edil lo prepotente, altanero y mentador de madre, si hasta ha retado a los golpes a los regidores? Si así trata a un regidor, que tiene poder y fuero, ¿cómo será el trato a los que no tienen ni nombre, ni rostro, ni voz?

Pero, al menos, habría un respiro en la ingobernabilidad pinolteca, y en este momento es urgente que llegue oxígeno a Pinola.

Por el bien de los pinoltecos, que ya hagan maletas los malos funcionarios.

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