miércoles, 16 de mayo de 2007

Otra borrachera, ahora en el "Río Escondido"




No cabe duda, el diablo se empeña en echarme a perder, sabiendo, desde luego, que la carne es débil y, aún más, el de un hombre como yo.

Yo había ido a entrevistarme con la diputada Flor Coello, flamante presidenta de la Comisión de Atención a la Mujer y a la Niñez y Secretaria de las comisiones de Medalla Rosario Castellanos, Comercio y Promoción Comercial y Fomento a la Inversión del Congreso del Estado.

También había visitado a la siempre gentil Silvia Hernández de Comunicación Social, saludado con afecto a los asesores Alfredo Galindo Albores (siempre pispireto) y César Villatoro (un océano de amabilidad), y apenas estaba recuperándome del embrujo de la mirada de la sensual Ofelia Dabur, cuando me encuentro a dos ángeles malos: Leonel Durante, Director de la Agencia Sistema Regional de Noticias (SRN) y Víctor Mejía, titular de la columna Rumbo Político, dos amabilísimos cuates, catedráticos de la maestría en periodismo que comenzaré a llevar cada vez que los vea.

Ellos se aparecieron de pronto en mi camino y me lanzaron a la perdición: me llevaron al Bar "Río Escondido", allá frente a las instalaciones de la Procuraduría General de la República, sobre la cuarta norte oriente número 550 para mayor exactitud.

Ahí está el famoso Centro de Protección Contra la Tristeza, un auténtico Club de Toby (esto porque no permite el paso a mujeres), y, como siempre, estaba siendo atendido por Solín, el indio que habla tzotzil, chol, tzeltal y español entremezclado con inglés (okey pue).

Este compa se desvive por ofrecer la mejor atención a su clientela. Por eso llega ahí tanto periodista (no lo sé, pero me dijeron que es el lugar predilecto de Pepe Figueroa, ahí se puede apreciar una fotografía del maestro de las letras, y en una pizarra aparece parte de la más reciente de sus columnas, pero escrita con trazos totorocos de tanta borrachera).

Por eso también llegan a emborracharse ahí magistrados, alcaldes, diputados, candidatos y aspirantes a la gubernatura, chapatines, memines pinguines y Tíos Lucas.

Esta honorable cantina fue fundada en 1950 y desde entonces ha dado cobijo a todo aquel que quiera desaparecer un rato de la persecución femenina, y de esa manera darse a desear, con su ausencia (nadie sabe lo que tiene hasta que se le va a la cantina).

Se antoja llegar no sólo por la gentil atención de este políglota Solín, sino también por el bello espectáculo del color naranja de las flores del framboyán y la fresca presencia del Río Sabinal.

Mis dos amigos (los dos ángeles malos: Leonel Durante, Director de la Agencia Sistema Regional de Noticias (SRN) y Víctor Mejía, titular de la columna Rumbo Político), prefieren este lugar porque así tienen una buena coartada: "a mí no me pueden acusar de coscolino, ni que ando de rabo verde en ningún lado, tomo, es muy cierto, pero siempre voy al Bar "Río Escondido".

Así ninguna esposa va a desconfiar de su bolo, porque además, con las ricas botanas que ahí sirven, cualquiera sale rejuvenecido, con la "bandera a toda hasta" como dice Francisco Javier Figueroa Niño (por cierto, ¿qué significa eso?), y entonces llegan a casa a cumplir cual debe ser.

De hecho eso dije yo al llegar con la Sari:

"Hic, hic, tomé mi vida, tomé, me llevaron a perder, es mi segunda vez, pero no te preocupes, estuve con puro hombre y vengo como agua para chocholate".

"No, no noooooooooooooooo", me dijo ella, dulcemente, para luego soltar tremendo sartenazo, menos dulce, por supuesto.

Y luego que se suelta con un discurso de género:

"No es posible que sigan existiendo lugares excluyentes, yo quiero ir a tomar también, y que me atienda el mismísimo Solín, ya que tú eres mi Kalimán", me despotricó.

Yo sólo alcancé a responder, antes de recibir otro sartenazo de los que mejor impulsan la equidad de género: "Ustedes son felices desde que tienen su derecho al voto, el voto femenino, que apareció casi al mismo tiempo que esta cantina, así que déjennos en paz, además ya tienen derecho al 30 por ciento de los puestos de elección popular, ordenado así a los partidos políticos".

Y plam, plam, otros sartenazos.

Pero seguiré yendo al "Río Escondido", eso que ni qué.

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