miércoles, 30 de julio de 2008

Alcalde, a punto de ser linchado


El presidente municipal de Frontera Comalapa, Irán Guanerges Mérida Matamoros, a punto estuvo de ser linchado por enardecidos inconformes del ejido Huixnayal, ante la falta de respuesta y de respeto por parte del munícipe de ese lugar.

Los inconformes habían acudido a exigir la terminación de una pavimentación que conduce al barrio Huixnayal que desde hace tiempo está inconclusa.

Sin embargo, conforme fueron avanzando las pláticas el ambiente se fue poniendo cada vez más tenso, sobre todo porque el alcalde y sus colaboradores se pusieron nerviosos y, al mismo tiempo, incapaces de ofrecer respuestas positivas a su demanda.

Aún más, como el alcalde y sus funcionarios vieron que cada vez más se iban sumando más inconformes y los reclamos con mayor fuerza, solicitaron la presencia de la fuerza pública, lo que derramó el vaso.

"Nos prometiste todo y no nos quieres cumplir nada", le gritaban al alcalde, al tiempo de señalarlo como un político más, de los de siempre, que prometen el cielo y las estrellas en campaña y luego se olvidan de quienes los llevaron al poder, a golpe de votos.

La obra que los habitantes de Huixnayal exigen la han venido solicitando desde la precampaña de Irán Mérida, cuando le dijeron que ya era tiempo de que algún alcalde les cumpliera, y él empeñó su palabra de que tal obra se realizaría en un tiempo muy breve, luego de que llegara a la presidencia municipal.

Cuando los inconformes vieron la presencia de la fuerza pública en las calles y patio cívico, se enardecieron y comenzaron a elevar el tono de la voz, diciendo que si no tenía capacidad de resolver las necesidades de la gente que mejor tirara la toalla, pero que no les estuviera echando a los policías encima.

Fue en ese momento que varias voces comenzaron a gritar consignas para que el alcalde Irán Mérida Matamoros fuera llevado amarrado a Huixnayal, caminando descalzo, como ha ocurrido con otros, con la misma comunidad.

De hecho, los inconformes comenzaron amarrando al quinto regidor Juan Espinosa García, a quien le pusieron una soga al cuello, para posteriormente intentar hacer lo propio con Irán Guanerges Mérida Matamoros.

Sin embargo, de los propios inconformes surgió una voz para que hubiera mesura y dejaran en esta ocasión la protesta al nivel que ya estaba, con el compromiso del alcalde de cumplir con sus demandas y de que se retirara la fuerza pública del lugar, propuesta que prevaleció y al final permitió que el alcalde no fuera exhibido por su incapacidad y la falta de sensibilidad política de sus colaboradores.

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